martes, 14 de diciembre de 2010


“Tíralo a la basura”. Este ingenioso eslogan fue utilizado hace algunos años por la marca Candies, aunque lo hizo por poco tiempo debido a la denuncia que interpuso Nike al considerar que plagiaban su Justo Do It. Sin embargo, hoy da título a este ensayo precisamente por su fuerte contenido irónico.

El fenómeno de las marcas ha transformado el panorama económico, cultural y social del mundo actual, y desde mi punto de vista considero necesario tratarlo desde una perspectiva crítica que ponga de manifiesto los perjuicios de la nueva situación. Decía Eduardo Galeano que en la sociedad del escaparate lo más profundo es el envase, y es una frase que con las grandes marcas se cumple a la perfección.

Lo que empezó siendo un sistema para diferenciar el producto propio del producto ajeno, ha terminado convirtiéndose en la construcción de la identidad personal para mucha gente. Yo considero un fenómeno lamentable que alguien vaya vestido completamente con prendas de una determinada marca y que se identifique con ella, pero eso es algo que vemos a diario y que tiene unas repercusiones terribles, porque -como diría Naomi Klein- las marcas despersonalizan al individuo que las porta. Se produce un trasvase de la personalidad desde el sujeto a la marca en cuestión, lo que provoca que podamos cruzarnos por la calle con personas-Nike, personas-Jack and Jones o con Adidas-personas.

Por lo que he podido conocer, se tiene la percepción de que las marcas se destacan sobre las “no marcas”, tanto en cuanto si uno tiene dinero suficiente aspirará a la mejor marca posible, mientras que si no lo tiene habrá de conformarse con un producto neutro. Aquí toparíamos con la idea que relaciona marca y calidad, cuando se ha demostrado sobradamente que no es necesariamente así. Lo cual se relaciona generalmente con la dualidad marca y precio, cosa que conocen bien las madres de hijos caprichosos. Podríamos concluir que, en la mayoría de casos, las marcas juegan un papel principalmente simbólico en nuestras mentes. No hablo sólo del padre de familia que elige Jamón York Hacendado en lugar de Campofrío teniendo la certeza de que está adquiriendo una calidad semejante, sino del conjunto de ideas asociadas a una marca determinada. Cuando Coca-Cola se atribuye ser “la chipa de la vida” está revistiendo de atributos inexistentes a una bebida de color negro que nació siendo un jarabe, y sin embargo es una artimaña que funciona.

El papel simbólico de las marcas ha alcanzado su apogeo en la actualidad. Vivimos en un nivel tan caníbal de neoliberalismo que las multinacionales, por muy poderosas que sean, buscan la reducción de gastos a toda costa. Y para ello pusieron en marcha la famosa externalización, cerrando numerosas fábricas -con el consecuente despido de innumerables trabajadores- y abriendo nuevas en territorios fácilmente explotables (países del sureste asiático, principalmente). Mantener a los trabajadores en condiciones laborales y humanitarias penosas les permite fabricar a menor coste y vender igual de caro, pero además les permite concentrar sus esfuerzos en la creación de ‘ideas de marca’. Decimos esto porque la producción ha decaído exponencialmente, a diferencia de lo que se suele pensar, favoreciéndose de esta manera la construcción de la imagen de marca, es decir, de una patraña. Pese a todo, es de eso de lo que viven las grandes marcas en la actualidad, de la rentabilidad que han construido en torno a un nombre y de la rentabilidad que sacan de ello en el mercado capitalista.

El problema es que el sistema de marcas se mantiene, y por lo tanto, se mantiene la explotación de miles de trabajadores que difícilmente podrán salir de su situación, se mantiene el trabajo infantil y el abuso de espacios naturales cuyo deterioro es imposible de reponer. ¡Hasta Disney ha comprado una región de Florida para crear Celebration, su propia ciudad!

El sin sentido que todo esto provoca ha llevado a muchas personas a intentar aprovecharse de la situación mediante artimañas como la falsificación. Naomi Klein cuenta en su libro No logo cómo Tommy Hilfiger lo único que hace es poner su logotipo y etiqueta en las prendas que salen de las fábricas asiáticas, lo cual pone aún más de manifiesto lo irracional que resulta copiar un sello determinado, que no es ni siquiera garantía de calidad. Como es de suponer, esto ha generado un mercado negro donde la mafia se mueve como pez en el agua (Gomorra, de Roberto Saviano es un buen testimonio sobre el asunto). Por motivos de este tipo son por los que deberíamos hacer lo que estuviera en nuestra mano por acabar con las grandes marcas, empezando por negarnos a financiarlas llevando sus prendas o viendo sus televisores.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Libros para compartir

Pedagogía del Oprimido

Paulo Freire

Pedagogía del oprimido es un ensayo escrito por el educador brasileño Paulo Freire en 1970, durante su exilio en Chile. Durante las aproximadamente doscientas páginas de las que consta el libro, Freire trata de sentar los principios para la liberación de los hombres a través de la educación. Para exponer su teoría divide la realidad en dos categorías dicotómicas, principalmente: la Humanidad se estructura en opresores y oprimidos, y opone la educación tradicional a la educación liberadora.

Los opresores ponen en marcha toda una serie de mecanismos de acción destinados a subyugar a los oprimidos: instauran la violencia, tienden a acapararlo todo teniendo (ya que para ellos “tener” equivale a “ser”) y se aseguran el control de la educación para mantener su status dominador.

Los oprimidos, por su parte, sufren la desconfianza de sus contrarios en cuanto a que puedan pensar y actuar correctamente. Freire mantiene que si los oprimidos se mantienen en esta posición de subordinados es porque no han tomado conciencia de las razones de su estado. En este sentido, la dependencia emocional de estos se acaba cuando descubren al opresor, momento en que empiezan a creer en sí mismos siguiendo su necesidad de “ser más” y arranca la lucha por la liberación.

Hasta ese momento, los oprimidos se encontraban objetizados, en oposición a considerarse realmente como personas. Esta consideración viene pautada por los opresores, que consiguen su finalidad represora a través de la educación. El tipo de educación instaurada es la tradicional, a la que Freire denomina ‘bancaria’, tanto en cuanto consiste en la inculcación de conocimientos de los educadores en los educandos, como si se tratara de un depósito bancario de los primeros en los segundos. Esto implica que “el saber es una donación de quienes se juzgan sabias a los que se juzgan ignorantes”, además de la memorización sistemática de los contenidos narrados. Obviamente, la clase dominante está ansiosamente interesada en perpetuar este sistema, pero los oprimidos deben superarlo para alcanzar su liberación. Con ese objetivo es necesario trascender la relación educador-educandos, y pasar a un modelo en el que esos papeles roten incesantemente. Digamos que los opresores están más relajados cuanto más asumen los hombres el mundo, y están más nerviosos cuanto más lo cuestionan. Por tanto, la educación opresora está destinada a que los hombres se adapten al mundo, en lugar de a despertar en ellos una actitud crítica que cuestione la realidad. Esto es así porque si la cuestionaran, la estabilidad de los represores se vería seriamente discutida. Precisamente, este aspecto es el que se ve reforzado por la educación problematizadora, que “hace que los educandos desarrollen su poder de captación del mundo”.

Es por esto por lo que Freire afirma que el educador bancario tiene una actitud necrófila (amantes de la muerte), porque “nadie puede ser auténticamente, prohibiendo que otros sean”; y antidialógica, ya que se fomenta la educación de A para B, en lugar de la verdadera educación, basada en el diálogo entre A y B mediatizados por el mundo. El tema central es que, faltando a los hombres una comprensión crítica de la realidad, no tienen criterios para conocerla. La “palabra problematizadora” (en oposición a la “palabra vacía”) viene a cubrir esta laguna, pues “conciencia a los hombres, en el plano de la acción, contra los obstáculos de su humanización”. La palabra problematizadora sólo tiene sentido en un ámbito donde exista el verdadero diálogo, que motivará la reflexión y la acción que inciden sobre las estructuras susceptibles de transformarse.


"Ningún orden opresor soportaría que los oprimidos empezaran a decir ¿Por qué?"

domingo, 5 de diciembre de 2010

Música y Realidad Social

Campanades a morts

Para este punto del curso he escogido una canción de Lluis Llach titulada Campanades a morts. Aunque no sé exactamente en qué año fue compuesta, he elegido la versión de 2006 en directo que presento en el vídeo de abajo, y aunque originalmente está cantada en catalán, he traído la letra traducida a fin de que puedan comprenderla más compañeros. Llach compuso este réquiem en homenaje a los cinco trabajadores asesinados por la policía en Vitoria, durante una jornada de huelga el 3 de marzo de 1976. En plena Transición Española, Manuel Fraga dio orden de reprimir cualquier manifestación obrera (aquel día la huelga había sido notablemente apoyada) y la policía armada entró en la iglesia San Francisco de Vitoria, donde se preparaba una asamblea, lanzando gases lacrimógenos. Cuando las personas que se encontraban allí reunidas comenzaron a encontrar las salidas fueron apaleados y disparados. El resultado fueron 5 trabajadores muertos y 150 heridos por bala. Treinta años después de aquellos sucesos, se celebró un acto conmemorativo en el pabellón Fernando Buesa Arena, de Vitoria, donde se recordó la memoria de las víctimas con actuaciones, entre otros, de Lluis Llach y sus Campanades a morts. La historia de los hechos está recogida en una película de obligada recomendación, también de este mismo año, rodada por el director Lluís Danès llamada Llach: la revolta permanent.

Letra

Campanadas a muertos hacen un grito a la guerra de los tres hijos que han perdido, las tres campanas negras. Y el pueblo se refugia cuando se acerca el lamento, ya son tres penas más que tenemos que guardar en la memoria. Campanadas a muertos por las tres bocas cerradas, ¡ay de aquel trovador que olvide las tres notas! Quién ha cortado el aliento de estos cuerpos tan jóvenes, que no tienen más tesoro que la razón de los que lloran.

Asesinos de razones, de vidas, que no podáis descansar en ninguno de vuestros días y que nuestras memorias os persigan hasta la muerte. Campanadas a muertos hacen un grito a la guerra de los tres hijos que han perdido, las tres campanas negras. Abridme el vientre para su reposo, de mis jardines traed las mejores flores. Cavadme hondo para estos hombres, y gravad su nombre en mi cuerpo. Que ningún oráculo desvele el sueño de los que han muerto sin agachar la cabeza.

Tan sólo diecisiete años y tú tan viejo, celoso del brillo de sus ojos, has querido cerrar sus párpados, pero no lo conseguirás, que todos guardan esta luz y nuestros ojos serán relámpagos en tus noches. Tan sólo diecisiete años y tú tan viejo, celoso de tan joven belleza, has querido romper todos sus miembros, pero no lo conseguirás, recordamos su cuerpo y aprenderemos cada noche a quererlo.
Tan sólo diecisiete años
y tú tan viejo, impotente por el amor que tenía, le has dado la muerte como compañía, pero no lo conseguirás, que por lo que él quiso, nuestros cuerpos siempre estarán en primavera.
Sólo diecisiete años
y tú tan viejo, celoso de tan joven belleza, has querido romper todos sus miembros, pero no lo conseguirás, recordamos su cuerpo y aprenderemos cada noche a quererlo.

La miseria se convirtió en poeta y escribió en los campos en forma de trincheras, y los hombres fueron hacia ellas. Cada uno se convirtió en palabra del victorioso poema.

Esta canción esta aquí por mostrarme algo que no conocía, por denunciar una situación tan injusta como escondida bajo un manto de olvido. Eso hizo, junto con la belleza de la propia melodía, que quedara muy impresionado. Además, no hay nada en el mundo como el instante justo de una canción. Uno no sabría explicarlo bien, pero si los estados de ánimo cruzaran en cada momento por un camino, siempre hay una canción que lo está haciendo también en ese momento. Sólo es cuestión de encontrarlo y hacerlo coincidir. Entonces se produce algo que difícilmente puedo calificar de otra forma que Magia. Uno acompaña al otro y lo impulsa, como si lo acariciara, hasta fundirse en una conexión perfecta, que ni es música ni estado de ánimo, pero que catapultan a quien lo siente a un momento en el que únicamente quiere contemplarse a sí mismo y disfrutar.


Os perseguirán nuestras memorias para siempre.